Historia de Antiguo Cuscatlán
Aprende sobre la interesante historia de Antiguo Cuscatlán y su evolución a bautizarse como Nuevo Cuscatlán.
Durante la Colonia, Cuscatlán cambió muchísimo, pasó de más a menos. En relación a esto, una edición de 1970 de la revista ECA de la Universidad Centroamericana (UCA), en la que el entonces párroco de Panchimalco, Marco René Revelo, aseguró que «muy a principios de la Colonia, se fundó en la villa de Panchimalco una doctrina que dependía del Curato de Cuzcatlán y, más tarde, al perder importancia ese pueblo, del Curato de San Jacinto».
René Revelo aseguró haber leído el libro de bautizos más antiguo de Panchimalco, uno que apretaba folios de entre los años 1655 y 1756. El del 19 de enero de 1714 describe la visita de Juan Bautista Álvarez de Toledo, el obispo de Chiapas y Soconusco, al pueblo de Panchimalco que por entonces era «anexo de la doctrina y Curato de los Santos Inocentes de Cuxcatlán».
Su escritura y pronunciación en el transcurso de su historia
Durante los primeros siglos de la época novohispana, Antiguo Cuscatlán tuvo un papel más notable. En este período su nombre fue castellanizado y escrito distintamente: «Cuscatlán», «Cushcatan», «Cuxcatlán» o «Santo Niños Inocentes de Cuzcatlán». En estos años ha existido polémica sobre su correcta escritura y pronunciación. Lardé y Larín aseguraba que lo correcto era Cuzcatlán, porque la letra S no existía en el lenguaje pipil, el náhuat. Paul Amaroli sostiene que su pronunciación correcta es Cuzcátan. Actualmente se ha oficializado Cuscatlán. En cualquier caso, en la época colonial nunca se utilizó la adición del adjetivo «Antiguo» para subrayar la relevancia de su pasado.
Alrededor de 1854, el presidente Francisco Dueñas elevó al rango de municipio al paraje conocido como Joya Grande y lo rebautizó como «Nuevo Cuscatlán». Seguramente, Cuscatlán incorporó el adjetivo «Antiguo» poco después para distinguirlo de su vecino. La campana más añeja de la iglesia de Antiguo Cuscatlán corrobora el cambio de nombre en el siglo XIX: «Costeadas por el pueblo y la municipalidad de Antiguo Cuscatlán en 1869».
Alrededor de 1854, el presidente Francisco Dueñas elevó al rango de municipio al paraje conocido como Joya Grande y lo rebautizó como «Nuevo Cuscatlán». Seguramente, Cuscatlán incorporó el adjetivo «Antiguo» poco después para distinguirlo de su vecino.
Resulta poco claro por qué se buscaba impedir su presencia. ¿Iban a acaparar tierras o impedir abusos a los indígenas de las encomiendas? Como se mencionó antes, los dominicos terminaron incursionando en este pueblo.
Más tarde, alrededor de 1770, el arzobispo de Guatemala Pedro Cortés y Larraz describe Cuscatlán como un pueblo de apenas 44 familias, de las cuales solo 19 de ellas eran indígenas, el resto eran mestizas. El mapa de la época lo ilustra minúsculo, con un par de casitas, en comparación con los vecinos San Jacinto, Panchimalco y Huizúcar.
Gracias a que el obispo de Chiapas, Juan Bautista Álvarez de Toledo, visitó en 1714 la iglesia de los Santos Inocentes de Cuscatlán, sabemos que estaba a cargo de un monje dominico: Pedro de Cabrera. Este religioso atendía también a otros cuatro pueblos pipiles: Panchimalco, Huizúcar, San Jacinto y el barrio de Santa Lucía, la actual plaza Hula Hula en San Salvador.
La presencia dominica en Antiguo Cuscatlán levantó ampollas 74 años antes. Esto se deduce de un documento de 1640 del AGCA, donde se le ordena al alcalde mayor de San Salvador que impida que la Orden Dominica penetre a las tierras de los pueblos de Mejicanos, Soyapango, Ilopango, Cuscatlán y «otros en que ejercía su ministerio»
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